Lecturas Domingo de la vigésima quinta semana de Tiempo Ordinario.

18-9-2016

PRIMERA LECTURA
Contra los que «compran por dinero al pobre»

Lectura de la profecía de Amos 8, 4-7

Escuchad esto, los que pisoteáis al pobre y elimináis a los humildes del país, diciendo:

«¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el grano, y el sábado, para abrir los sacos de cereal – reduciendo el peso y aumentando el precio, y modificando las balanzas con engaño – ,para comprar al indigente por plata, y al pobre por un par de sandalias, para vender hasta el salvado del grano?».

Señor lo ha jurado por la gloria de Jacob: «No olvidará jamás ninguna de sus acciones».

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 112, 1-2. 4-6. 7-8 
R. Alabad al Señor, que alza al pobre.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que habita en las alturas
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R.

 SEGUNDA LECTURA
Que se hagan oraciones por toda la humanidad a Dios, que quiere que todos los hombres se salven

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 1-8

Querido hermano:

Ruego, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto.

Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: este es un testimonio dado a su debido tiempo y para que fui constituido heraldo y apóstol – digo la verdad, no miento -, maestro de las naciones en la fe y en la verdad.

Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, alzando las manos limpias, sin ira ni divisiones.

 Palabra de Dios.